Viaje a "extrema dorii" (Extremadura)

Como viene siendo tradicional en nuestra parroquia, en el puente del "Curpillos", un grupo de 48 personas nos encaminamos hacia tierras extemeñas.

Salimos de Burgos el viernes, 7 de Junio, a las 7,30 de la mañana, conducidos por Paco, chófer de Soto y Alonso. Nuestro destino: Cáceres. De camino hicimos una parada técnica para estirar las piernas, desaguar y tomarnos un café calentito. Alrededor de la 1 del mediodía llegamos a nuestro destino: el hotel ALCÁNTARA, después de recorrer la vía de la plata y divisar algunos ejemplares de cerdo ibérico y un sinfín de cigüeñas. Después de alojarnos en nuestras habitaciones y comer, a las cuatro de la tarde fue a buscarnos Luis, el guía que desde la plaza mayor de Cáceres nos guió por el casco antiguo de esta ciudad, declarada patrimonio de la humanidad en el año 1968  Este hecho vendría a reconocer tanto los valores históricos y artísticos del casco antiguo de la ciudad como los de una población que ha sabido transmitir y conservar hasta los tiempos actuales uno de los conjuntos de época medieval y renacentista más completos del mundo. Partiendo del arco de la estrella (arco en esviaje) nos enseñó un montón de torres y palacios: la torre de los pulpitos, el palacio del Marqués de Ovando, la iglesia concatedral de Santa María la Mayor, los palacios de los Golfines de arriba y abajo, la "calle de la amargura", aljibes, uno de ellos de la época musulmana, cubierto con bóvedas de medio cañón que descansan sobre un conjunto de arcos de herradura. Entrar en la ciudad vieja, fue como volver atrás en los siglos e imaginar a los hidalgos y señores, paseando a través de las calles empedradas.

Se fue haciendo la hora de cenar y en el tránsito hacia el hotel compramos algunos dulces, las afamadas "tortas del casar, pimentón de la vera, cerezas de los vendedores ambulantes, jamón y un largo etcétera.

El sábado amaneció despejado, aunque con una temperatura más propia de Burgos. Nos acercamos hasta Mérida, para visitar esta hermosa ciudad llena de vestigios romanos. La fundación de esta ciudad tuvo lugar el año 15 antes de Cristo, pro  deseo del Emperador Augusto, para premiar a los soldados "emeriti" de las guerras cántabras proporcionándoles tierras de la rica vega del Guadiana. Fue una de las ciudades más importantes de la Hispania Romana. En Mérida nos esperaba Concha, la guía que primero en el bus y luego a pie nos fue enseñando la ciudad, el teatro, el anfiteatro, el mithreo, el acueducto, el museo nacional de arte romano, etc.

Después de comer en el restaurante Capitel, un restaurante familiar, una sopa típica "emeritense" y probar unos "secretos de cerdo ibérico a la brasa", nos dirigimos hacia Guadalupe. Atravesamos una vega sembrada de abundantes campos de maíz y arroz. Campos inundados que parecían gigantescas piscinas anegadas de agua. Llegamos a Guadalupe y después de "negociar" con los custodios franciscanos, pudimos acceder al camarín de la Virgen y recibir la caricia de su escapulario. El monasterio de Guadalupe nos encantó y sobrecogió a la vez. Rezamos con devoción a la Virgen y recorrimos un mercadillo situado detrás del monasterio degustando almendras garrapiñadas y otras viandas. Enseguida nos fuimos a Trujillo. Allí, Milagros nos paseó por la ciudad y en éstas estábamos cuando comenzó a llover y nos tuvimos que poner a cubierto. La plaza de Trujillo, con la iglesia, los palacios, la estatua ecuestre de Hernán  Cortés y un montón de cosas más nos encantó, Pero había que regresar de nuevo a Cáceres, con un montón de imágenes en la mente y la promesa de volver con más calma.

Llegó el domingo. Después de recoger nuestras habitaciones y desayunar nos dirigimos a Talavera de la Reina, concretamente a la parroquia de los Santos Mártires, donde celebramos la Eucaristía. Una iglesia moderna, pero construída con restos de una antigua iglesia. Un sacerdote, D. Javier y un diácono, nos acogieron con mucho cariño y nos ofrecieron su hospitalidad. Después de la celebración nos dirigimos a Toledo. Allí comimos en el restaurante: Productos de Castilla la Mancha, y enseguida, Elena, una guía muy simpática nos acompañó por la ciudad. Visitamos la iglesia de Santo Tomé y contemplamos el precioso cuadro del Greco: Entierro del Conde Orgaz. Un montón de Chinos hacían cola con nosotros para ver tan hermoso cuadro. También visitamos con detenimiento la catedral: la joya de la custodia de Arfe, el transparente, el coro, la Virgen Blanca, y un montón de cosas hermosas. Después de bajar por las escaleras mecánicas, nos despedimos de Toledo y regresamos hacia Burgos. Mereció la pena y no descartamos volver por estas tierras que nos han mostrado sus tesoros.

Si quieres ver más fotos de la excursión no tienes más que visitar el álbum: "excursión a Cáceres"