18 Junio 2016
El pasado martes, 14 de Junio, un grupo de cuarenta y cuatro "jovenes" (que colaboran en la limpieza de la parroquia y en el adorno del templo fundamentalmente, y también en otras tareas), nos fuimos de peregrinación a la Virgen de Valvanera, en la diócesis vecina de la Rioja.
También nos acompañaron tres sacerdotes: D. José Manuel, D. Alfonso y D. Mariano.
La primera parada fue en Santo Domingo de la Calzada, donde D. Paco, el párroco nos recibió muy atento, nos abrió las puertas de la Catedral y nos hizo acompañar la visita con un joven guía muy simpático, que nos deleitó con sus explicaciones y su fino sentido del humor. Nos hizo "gustar" esta preciosa catedral "calceatense".
Después de esta interesante visita, amenizada por los cantos del gallo, y de conocer - cómo no -, la historia de "la gallina que cantó después de asada", celebramos la Eucaristía en una pequeña capilla edificada junto a la torre y frente a la puerta de la catedral.
Acto seguido salimos hacia Nájera para visitar el Monasterio de Santa María la Real. Disfrutamos del claustro, las cuevas y el soberbio panteón real.
Iba corriendo el tiempo y sorteando un montón de curvas, en medio de un desfiladero prieto de vegetación, llegamos por fin al destino de nuestra peregrinación: el santuario de Valvanera y el monasterio Benedictino.
Nos esperaba la comida en familia. Degustamos unas patatas a la riojana y unas pochas, según los gustos y de segundo cordero guisado o bacalao a la riojana. Rematamos "la jugada", tomando un chupito de "licor de Valvanera".
Después de un rato de descanso que algunos utilizaron para echar la partida de cartas o para pasear, tuvimos la visita al santuario y al monasterio, bien acompañados por uno de los monjes, que con mucho humos nos fue descubriendo "los secretos" del lugar. ¡Hasta una tela de araña del siglo XVI!
Fuimos pasando por el camarín de la Virgen y a continuación rezamos juntos el Rosario y las letanías a la Virgen, que rematamos con la Salve Popular.
Terminamos el "periplo viajero" con una parada en la Virgen de Oca. Además de rezar una salve en la ermita recién restaurada, los más valientes se acercaron hasta el "Pozo de san Indalecio"
Repusimos fuerzas junto a la ermita de Oca, tomando un refresco y unos dulces.
En todo el camino no faltaron los cantos, el buen humor y la camaradería.
¡Hasta la próxima ocasión!